Para las chicas jóvenes, Nicolino Locche era un boxeador argentino que, a diferencias de otros íconos de ese ¿deporte? (Gatica, Monzón, etc), sobresalía no por su guapeza, sino por su habilidad para esquivar golpes y, cuando lo arrinconaban, justamente, escapar del rincón... lo que pronto harás. Hoy leía esto de Caparros (en "Una luna"), y ahora, teniendo que explicar quién era Nicolino (algo que daba por supuesto) me vino a la mente; dice así: “Adultarse es eso, aulterarse: empezar a saber que lo que uno ha supuesto para su vida no va a ser su vida. Que uno se imagina que tal o cual van a durar y que no duran. Que cualquier pena se va desdibujando, aunque parezca eterna…”
con la cintura de Nicolino se sale de los rincones más hostiles... qué paradoja que sea una linda imagen
ResponderEliminarParadojas nos rodean en los momentos más hostiles...
ResponderEliminar¿Nicolino?... explicate
nanoNano
se yo me quede afuera con lo de nicolino tambien...hacia tiempo que me andaba pregunando en que anadaba el loco mundo de cosos de pistacho....
ResponderEliminarel arinconamiento ese me produce algo ...cuando encuentre la palabra justa lo digo....
rincón, rincón, rincónricncónrin cón cón cn n
ResponderEliminarSaludosss
La mambeada: epero la palabra... siempre está invitada a pasarse
ResponderEliminarPM: RIIINNN!!! recreo!!!!
nanoNano
Para las chicas jóvenes, Nicolino Locche era un boxeador argentino que, a diferencias de otros íconos de ese ¿deporte? (Gatica, Monzón, etc), sobresalía no por su guapeza, sino por su habilidad para esquivar golpes y, cuando lo arrinconaban, justamente, escapar del rincón... lo que pronto harás. Hoy leía esto de Caparros (en "Una luna"), y ahora, teniendo que explicar quién era Nicolino (algo que daba por supuesto) me vino a la mente; dice así: “Adultarse es eso, aulterarse: empezar a saber que lo que uno ha supuesto para su vida no va a ser su vida. Que uno se imagina que tal o cual van a durar y que no duran. Que cualquier pena se va desdibujando, aunque parezca eterna…”
ResponderEliminarespero que Caparrós tenga razón... aunque hasta Caparrós me hace mal...
ResponderEliminarel único problema no es la pena sino la irrefrenable sensación de caer en la cuenta de la soledad...
nanoNano SAL... y para el resto tambien